Para el senador del PS, el pacto al que se llegó luego del plebiscito del 88 está obsoleto, ya se agotó. Por eso plantea que llegó la necesidad de generar un nuevo acuerdo, consultas ciudadanas y un cambio al sistema político, comenzando por inyectar mayor competencia electoral.
"Esto se lo escuché a un ex Presidente de Uruguay", empieza diciendo el senador socialista y vicepresidente de la Cámara Alta, Juan Pablo Letelier: "cuando los debates de la sociedad le pasan por el lado al Parlamento, los Parlamentos están de más". Según señala, la crispación social y el descontento ciudadano requieren ser atendidos con profundos, como lo son reformas constitucionales y la confección de un nuevo sistema tributario en el país. "Es urgente", señala mientras mira por la ventana de su oficina en el Senado de Santiago.
"Esto se lo escuché a un ex Presidente de Uruguay", empieza diciendo el senador socialista y vicepresidente de la Cámara Alta, Juan Pablo Letelier: "cuando los debates de la sociedad le pasan por el lado al Parlamento, los Parlamentos están de más". Según señala, la crispación social y el descontento ciudadano requieren ser atendidos con profundos, como lo son reformas constitucionales y la confección de un nuevo sistema tributario en el país. "Es urgente", señala mientras mira por la ventana de su oficina en el Senado de Santiago.
Letelier, quien esta semana criticó que los presidentes de los partidos de la Concertación se hayan restado de la cita con el Presidente Piñera en La Moneda, afirma que es necesario "un nuevo pacto político".
¿Por qué cree usted que el país está enfrentando protestas sociales y la política goza de escasos porcentajes de aprobación?
Hay un malestar profundo de la sociedad que se en tres ejes. Uno: el arreglo institucional posplebiscito y reformas constitucionales del 89, que viabilizó la transición, se agotaron. Segundo, los niveles de desigualdad tienen al país hastiado. El 42% de la riqueza está en el primer quintil, el 15% de los chilenos vive en pobreza y los problemas de endeudamiento de la clase media emergente no se han sabido interpretar. El tercer elemento es que hoy la gente está mejor informada, más empoderada. Y se ha ido instalando la sensación de que si no gritas ni protestas, no te escuchan.
¿Por qué dice que el pacto de 1989 se agotó?
Porque la actual institucionalidad política de representación no da el ancho. La gente no sólo quiere una democracia representativa, sino también una participativa. Se agotó porque hubo ciertos temas que no se abordaron en la transición y hoy el país está con ganas de abordarlos.
¿Como cuáles?
El Estado, con la actual carga tributaria, no es capaz de entregar recursos públicos a una sociedad con el actual ingreso per cápita. Las políticas sociales asociadas a las tributarias no permiten dar el próximo paso. Durante los últimos 20 años se avanzó mucho, pero no da para más la democracia representativa que tenemos porque no abre espacios para la democracia participativa y el reconocimiento de los actores sociales.
¿Cuáles son las rigideces del sistema político actual?
El sistema binominal es poco . Dos por lista, donde el sistema de partidos tiene pactos rígidos. Esto no sólo se da en el Parlamento, sino también en todas las otras estructuras de representación del país. Si vemos la de los municipios, tenemos un sistema de representación donde los concejos no tienen poder. La estructura municipal se centra en una persona. Es decir, tenemos una estructura de representación en el país que es deficiente.
¿Cómo fue la evolución del pacto político luego del plebiscito?
Uno de los elementos de la transición era asumir que había una sociedad en estado de conflicto, con profundas grietas. Ese proceso que ahora se ve lejano, no fue fácil. El sistema y los actores políticos de hoy colaboraron en esa transición y se hizo bien, con altura de miras. Fue un proceso complejo. Pero ahora el sistema político debe ser capaz de escuchar esas demandas que quizás no florecieron porque no estaban las condiciones o porque no supimos escucharlas.
¿Y ahora están?
Es necesario abrir el debate entre la Alianza, la oposición -y digo oposición, no sólo Concertación- y los actores sociales para redefinir qué tipo de país necesitamos, qué ordenamiento político, económico e institucional necesita Chile para los próximos años. Esto lo saben los empresarios. Hoy estamos arriba de un volcán que va a explotar. Puede hacerlo de diferentes formas como estallidos sociales que se agudicen o que surja un populismo, sea de derecha o de izquierda.
Lo que está planteando es un cambio político radical
Si no entendemos lo que estamos viviendo, Chile no va a llegar a cumplir la meta de ser un país desarrollado. Este esquema dio todo lo que podía dar. No enfrentar esta situación sería la demostración de que no hemos aprendido ni entendemos nada. Acá está en juego la capacidad de esta generación política, que surgió a partir de la transición, de hacer un nuevo acuerdo institucional, por cierto una constituyente. Yo sé que eso molesta, que una persona que esté en el Parlamento y que sea vicepresidente del Senado esté planteando una constituyente, parece una contradicción porque se supone que el Parlamento debería ser el constituyente, pero hoy lo que uno constata es que el sistema político no está dando el ancho. O somos capaces como elite de abordar esto o hay que consultar a otros.
¿Está planteando una reforma constitucional?
La reforma constitucional es uno de los componentes. También una definición de la estructura tributaria del país que va más allá del ordenamiento económico que está reflejado en la Constitución, y que pasa por redefinir lo que entendemos por libre competencia o si queremos estos niveles de concentración.
El pacto del 89 se basó en la Constitución del 80, hubo modificaciones durante los gobiernos de la Concertación. Usted cree necesarias nuevas modificaciones...
Esa Constitución, si bien en las libertades políticas cambió, nunca lo hizo su sistema de generación del ejercicio de la soberanía popular, el Parlamento. Esa es una de sus tremendas distorsiones. La sociedad está diciendo por todos lados "no quiero más con esto". No quiero desvalorizar lo que se hizo en ninguno de los gobiernos de la Concertación. Se hizo lo que se podía. Creo que las reformas constitucionales que se hicieron durante el gobierno del Presidente Lagos dieron un paso. Hoy, la verdadera transición consiste en generar un nuevo pacto para un nuevo período.
El nuevo pacto que usted plantea requiere de un diálogo político. ¿Están dadas las condiciones para que pueda darse ahora?
No es que pueda darse ahora, tiene que darse ahora.
¿Por dónde se parte?
-Las constituyentes o las consultas ciudadanas son instrumentos de legitimación de un nuevo acuerdo. No se pudo hacer durante la transición posplebiscito porque no estaban las condiciones para hacer una consulta ciudadana como muchos queríamos. Hoy, si el sistema político no lo entiende va a ser rebasado. Que el gobierno tenga un 30% de respaldo me preocupa. Y cuando digo que el sistema debe legitimarse, lo hago en varios sentidos. Los partidos políticos no están para ponerse al frente de los movimientos y actores sociales, tampoco detrás, están para ponerse en su rol de ser intérpretes de esas demandas sociales y poder encauzarlas con ellos, no por ellos.
¿Hay miedo a crear ese espacio?
-Alguna gente le tiene miedo porque cuando se genere este diálogo los actores económicos van a perder poder relativo. Y en el sistema político se va a redistribuir el poder.
La institucionalidad chilena es respetada internacionalmente y muchos dicen que le ha dado estabilidad al país, ¿por qué cambiarla?
Tenemos una buena institucionalidad. Los niveles de corrupción son bajos, el Registro Civil es uno de los más modernos de Latinoamérica, en Impuestos Internos las declaraciones se hacen por internet, la penetración de las nuevas tecnologías, etcétera. No estoy desconociendo nada de eso. Eso hay que cuidarlo, profundizarlo y mejorarlo. Hemos avanzado mucho y no quiero cuestionar eso. Y no estoy buscando introducir elementos de inestabilidad. No creo que el binominal sea el que introduzca la estabilidad, sino los pactos, los acuerdos institucionales que representan al conjunto de la sociedad. El desconcentrar y descentralizar el poder no es signo de inestabilidad. El tema es que se haga sobre bases sólidas.
"Ya nos mostraron tarjeta amarilla"
A su juicio, ¿el orden institucional está siendo cuestionado?
-Sí, y si el sistema político no lo entiende, nos van a pasar la cuenta. Ya nos mostraron tarjeta amarilla. Estas movilizaciones sociales no son sólo porque haya un gobierno de derecha, esa sería una lectura equivocada. Aquí estamos frente a la rebelión de la clase media y la rebelión del mundo popular está a la vuelta de la esquina si no se actúa. Están acumulando rabia y eso no es bueno para un país. Eso en algún momento estalla...
¿Cree que la idea del nuevo pacto será aceptada en el Partido Socialista, en la Concertación y, más amplio, en la oposición?
-Estamos en un período de transición de las alianzas y los partidos que entiendan eso van a jugar un rol importante. Los que no lo entiendan van a quedar rezagados. Y hoy el desafío de los partidos es entender que es tiempo de ser audaz y buscar nuevas instancias de representación y entendimiento con la sociedad.
-¿Qué rol debería jugar el Gobierno?
-Esto es algo que no puede liderar el Gobierno o un gobierno. Es más profundo. Es cosa de ver lo que ha pasado con las reformas políticas hasta ahora. Esta discusión del voto chileno en el extranjero se ha hecho tan mal, se ha arrastrado hace tanto tiempo. Espero que la propuesta del Presidente abra espacios para que comencemos a hablar de esos temas.
-La entrada de Matthei, Allamand, Longueira y Chadwick al Gobierno abre espacios propicios para un diálogo como el que plantea.
Son cuatro actores políticos de derecha que deben y pueden jugar un papel muy importante en esto. No tengo la menor duda. Ahora, si ellos no están convencidos de que es necesario, yo creo que sí lo están...
Se lo han dicho.
Saben que esta es la tarea que debemos abordar. Me ha tocado conversar con ellos en diferentes instancias. Con el ex senador Andrés Chadwick lo hemos hablado en más de una ocasión. Estoy seguro de que Longueira lo entiende y también comprende que hay que hacer la reforma tributaria ahora. Ellos son interlocutores muy importantes.
El Mercurio el 31/07/2011
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