26 octubre 2012

Movimiento social y Asamblea Constituyente


(Camilo Navarro, PAIZ)

Algunos detractores de la Asamblea Constituyente han sostenido que
aspirar a su convocatoria es inviable debido a que tal mecanismo no
está contemplado en la Constitución. Aduciendo aquello, pretenden
limitar el poder constituyente otorgándole superioridad a un orden
impuesto por la fuerza. Además de ignorar que todo poder constituido
depende necesariamente del poder constituyente, quienes recurren a
este argumento suelen callar acerca del carácter ilegítimo de una
institucionalidad surgida producto de la usurpación de la soberanía
política.

Además de conjurar un autoritarismo constitucional y un
iusfundamentalismo sin precedentes, quienes elaboran estas
argumentaciones omiten otro hecho empírico incontrarrestable: ninguno
de los países que ha realizado Asamblea Constituyente contemplaba su
convocatoria en los marcos institucionales previos. En aquellas
naciones, los celosos resguardos institucionales fueron sobrepasados
en la práctica por incontenibles procesos sociales. Encontrándose en
la protesta social, los nuevos actores sociopolíticos comprendieron
prontamente que para cambiar el impopular estado de cosas debían
apuntar sus dardos al centro del tablero. De este modo, organizaron
objetivos dispersos y los reunieron en torno a una lucha común y
fundamental: cambiar sus constituciones.

Dicho esto, parece claro que el movimiento social debe asumir con
seriedad el camino hacia la Asamblea Constituyente. De no ocurrir
aquello, el poder constituido seguirá siendo capaz de resistir frente
a un movimiento social cualitativamente débil. Sin un diagnóstico y
una estrategia que apunte al corazón del problema, el movimiento
social será presa fácil para un poder que lo obligará siempre a jugar
en un tablero cargado.

Por el contrario, si el movimiento social asume decididamente la
Asamblea Constituyente como una reivindicación colectiva e integradora
del heterogéneo movimiento social, entonces este desarrollará la
potencialidad de crecer cuantitativamente y cualitativamente. En ese
escenario, el poder constituido quedará progresivamente arrinconado en
manos de una ciudadanía cada vez más unida en el diagnóstico, la
estrategia y la acción.

Publicado en la Edición Digital N°37 de Revista POLITIKA (15/10/2012).

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Angelus / militante de BRISA
www.brigadasalvadorallende.cl