18 diciembre 2010

El crimen social de las cárceles va más lejos que el incendio


El crimen social de las cárceles va más lejos que el incendio en que perecieron 81 presos hace unos días: hay un diseño y una realidad permisiva de injusticias, de mentalidades represivas y trogloditas que rigen al país en forma brutal: Esa mentalidad se mantienen en la ley porque la Constitución misma es brutal, injusta, anti-democrática.

Los abusos, maltratos, torturas, humillaciones y el negarse a educar, rehabilitar y participar en un proceso de justicia ya ha sido mencionado y Chile, internacionalmente tiene una reputación pésima. La Fiscal Mónica Maldonado entrevistada en el Informe 2010 de DDHH’s indica: ( www.anuariocdh.uchile.cl )   “Mi diagnóstico general sobre el sistema penitenciario chileno es que vive una crisis de magnitud muy profunda expresada en diversos aspectos, que es menester superar prontamente por la gravedad que encierra. (…) Esta crisis se manifiesta, por ejemplo, en el hacinamiento carcelario, el régimen penitenciario al cual son sometidas las personas privadas de libertad, el desconocimiento de la dignidad de las personas, la violencia a las que se ven sometidas por parte de otros internos y también por la forma que se aplican las sanciones disciplinarias” Ya antes había insistido en las irregularidades de los procesos judiciales a los que han sido sometidos y a la ausencia de programas de rehabilitación. Es decir, fue reconocido hace tiempo, pero los excluidos de este país no cuentan…

Las causas para que esto suceda y continúe sucediendo son varias:

1. Falta de una Constitución Democrática, Justa y Participativa: con  equidad, justicia, libertad y educación para todos como derecho básico del estado: no del tipo elitista actual. Por 20 años, en todo tipo de colusiones y arreglos de los poderosos los gobiernos han “pateado la pelota hacia delante” en forma vergonzosa.

2. Firmar el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanas o Degradantes (ver en http://derechoshumanosyjusticiaparatodos.blogspot.com/ ) sin implementarlo es parte de que se sigan violando los DDHH’s humanos más simples. Simplemente se entrena (y no se educa) en castigar y no en rehabilitar, mucho menos en respetar para mejorar. Esto va contra el Convención contra la Tortura y lo ha denunciado la Comisión Ética contra la Tortura en su informe 2010 ( http://contralatortura.cl ) pero las respuestas de los responsables de Carabineros, ministro del interior y su subsecretario en el gobierno anterior, defendieron que fuera así…Recordemos que en los días siguientes del terremoto el Ministro de Justicia, en TVN indicó que se había hecho prevalecer la ley durante el terremoto (y no preservar la vida, cuando en Chile no existe la pena de muerte). Sin embargo algunos creen que la pena de muerte la pueden ejercer impunemente. 12 personas fueron muertas con la ley de fuga durante el terremoto. El ministro al mencionarlo parecía orgulloso. Cero autocrítica.

3. Los derechos fundamentales de las personas no son respetados. Los muertos de San Miguel lo confirman. Los presos políticos mapuche – a los que he visitado varias veces este años- son encerrados de 4 pm a 9 am en lugares donde muchas veces no tienen acceso ni a un toilet! y en celdas que tienen 4 personas mismas que no se pueden parar por el hacinamiento: 4 personas en un espacio de 6 metros cuadrados (Angol) o en Temuco donde 8 presos “comparten” un “cuarto” de 9 metros cuadrados (“camarotes de 4 por lado!) y junto a otros “cuartos” hacen un total de 56 presos… para un toilet de pésima calidad. Valga saber que en la misma cárcel hay “presos en jaula de oro”: tienen TV, radio, comidas especiales, visitas libres, todo: están por ser criminales de lesa humanidad y son los pocos que han sido detenidos. El sistema se compromete con estos presos de oro: los trata como si le diera vergüenza tenerlos presos. ¿Pero al individuo normal, común? Cárceles de este tipo son inmorales, inhumanas: allí los presos sufren tortura por el simple hecho de estar en esos lugares. Los cuerpos de DDHH’s coinciden en que son lugares donde la tortura, por la simple situación de inhumanidad,  de juicios injustos y abusos de todo tipo que impiden ser seres humanos, se da en forma diaria. No olvidemos que los presos Mapuche tienen en forma regular, cada año, si los sumamos y son alrededor de 50, de modo permanente), unos 50 años de prisión porque se los detiene sin juicios, se los “investiga” en forma secreta y luego se los juzga sin justicia. Una vez “liberados” –si se da el caso- los vuelven a meter en esos mismos lugares a recomenzar el ciclo de persecución política. Ahora piden para algunos más de 100 años sin aportar evidencia alguna y en forma vergonzante como lo han expresado los Observadores Internacionales a los juicios de Cañete en estas semanas. Hoy, la noticia indica que se sobreyó por un llamado “atentado al Fiscal Elgueta” que estaba basado en montajes del comienzo al fin.

4. Colusión del poder con el pasado represivo. La evidencia de que las cárceles son lugares de tortura para los presos políticos está tipificado por el hecho de que estos son presos acusados sin evidencias y con procesos injustos e inmorales, como los de Cañete hoy. El Presidente Piñera cuidadosamente ha evitado hablar con esos presos, los criminaliza, los demoniza y se pone por encima de todo un pueblo, manteniéndolos en esos lugares inhumanos y vergonzantes que son las cárceles. Luego promete en falso su nueva política de Juicios Justos. No tienen nada humanizante: sólo castigo, típico de mentalidades medievales totalitarias. Los encierran por 15 horas diarias… Y, además, estos son presos sin juicios, sin evidencias contra ellos. ¡Y pretendernos democráticos!
La delincuencia común se previene: pero eso se hace con equidad, justicia social y educación para todos. No con más presos ni cuerpos represivos. Tener récords mundiales de los mayores números de presos no debe enorgullecer a nadie, especialmente con estos desastres. Esconder los problemas –exasperante reacción de la “chilean way” no resuelve nada. La Fiscal Mónica Maldonado, confirma la ausencia de los procesos de humanización y rehabilitación que estaban ausentes. (TVN 24 horas: 13 12 2010 ) Esto fue posterior al incendio de San Miguel donde fallecen 81 detenidos, algunos con condenas por menos de dos meses.

Es importante que exista el derecho a tener derechos… No olvidemos que los DDHH’s son para todos y cada uno de los chilenos. Aquellos que no han tenido educación, los excluidos, o los “internos” eufemísticamente llamados, también tienen derechos y estos muertos son crímenes de muertes anunciadas. Sólo sobrepasados en la actitud mencionada de los presos muertos en febrero, luego del terremoto. Sumemos a los 20 muertos de Iquique en otro incendio hace 14 meses que “no fue identificado por los gendarmes”. El caso fue sobreseído.

Chile está enfermo de represión y de irresponsabilidad en el ejercicio de la Justicia.  Necesitamos un país con equidad y justicia.

José Venturelli, Pediatra
Vocero del Secretariado Europeo de la Comisión Ética Contra la Tortura  CECT-SE
http://derechoshumanosyjusticiaparatodos.blogspot.com/2010/12/el-crimen-social-de-las-carceles-va-mas.html

16 diciembre 2010

La Asamblea Constituyente de los pueblos de Chile ya es demanda Mapuche

especial para G80

Debemos cuidarnos que la Historia pase por nuestro lado sin que nos  demos cuenta.

Nos desinformamos viendo los noticieros de la tele, o nos pasamos en “reuniones de partido”, que suelen hacernos ignorar o nos sustraen de los problemas y de la movilización social realmente existentes.

De gran trascendencia histórica es la Declaración emitida por las autoridades tradicionales mapuche reunidas en el  Cerro Ñielol de Temuco, los días 26, 27 y 28 de noviembre de 2010.- Se trata de la instancia de mayor representatividad política y social  reconocida por los mapuche residentes en el país, que se volverá a reunir en un FUTATRAWUN, los días  7 y 8 de enero de 2011.

En el  puntos 6 del comunicado del Cerro Ñielol, los líderes mapuche hacen  “un llamado al pueblo chileno consciente a crear una alianza entre ambas sociedades con el objetivo de reformular la constitución chilena mediante una Asamblea  Constituyente. Este acto puede cambiar la situación de injusticia, racismo, pobreza y mezquindad en que vivimos ambas sociedades en este estado que hoy se llama Chile,  pues el sistema imperante actual provoca y promueve la desigualdad social.”

Se trata de una propuesta inédita formulada con claridad y asertividad, en momentos de masivas movilizaciones de las organizaciones sindicales por sus reivindicaciones económicas,de pobladores y comunidades amenazadas por el daño ambiental de las empresas mineras nacionales y extranjeras, de estudiantes y adultos mayores atropellados en sus derechos,  en todo el territorio nacional.

Las comunidades mapuche parten del supuesto que la oligarquía racista y opresora que en el siglo 19 invadió los territorios indígenas del sur,  es la misma que  ordenó la matanza de la Escuela Santa María de Iquique, San Gregorio, La Coruña, Lonquimay y otras tantas represiones destinadas a subyugar al pueblo chileno.  Son dos pueblos aplastados a sangre y fuego. Sólo en el período de mayor apertura democrática – entre 1958 y 1973 -  cuando se fortaleció y unificó el movimiento popular y se avanzó en Reforma Agraria y Nacionalización del Cobre,  en los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende, los trabajadores chilenos  y el pueblo mapuche avanzaron considerablemente en el reconocimiento de sus derechos y dignidad.

Pero a partir de 1973 la guerra contra el pueblo chileno significó el asesinato y desaparición de cientos  de comuneros a quienes se les arrebató sus propiedades  por parte de los terratenientes racistas y fascistas amparados en la Dictadura de Pinochet. El terrorismo estatal tuvo, lejos, su manifestación más sanguinaria, en la araucanía.

Inmediatamente terminada la Guerra del Pacífico, cuando las tropas chilenas todavía ocupaban Lima, el Gobierno chileno atropelló los acuerdos comprometidos con los mapuche  en los parlamentos generales firmados con la corona española y el Estado chileno. Ocupó sus territorios, les impuso la nacionalidad chilena, atropelló  a sus autoridades, su cultura y tradiciones. Así  también se produjo la anexión de Isla de Pascua y el avasallamiento de la cultura rapa nui. En los territorios mapuche, el Estado chileno instaló arbitrariamente a ciudadanos alemanes, italianos o franceses que pasaron a ser la nueva clase dominante del territorio wallmapu. Los gobiernos chilenos los instalaron allí, según confesaron, “para purificar la raza”.

Fue simplemente anexión territorial, ocupación colonial, exterminio y opresión de una nación sobre otra. Los principios que invocaron Carrera, Ohiggins, San Martín y Bolívar contra la corona española, fueron pisoteados por el gobierno chileno en su relación con los pueblos  mapuche y rapanui.

Transcurridos más de 130 años, los  mapuche, aymara, rapanui,  atacameños y otros pueblos originarios,  han decidido ejercer su sagrado derecho a la autodeterminación.  No se trata de un ajuste de cuentas ni “que la tortilla se vuelva”. La política del ojo por ojo diente por diente sólo puede conducir a nuevas derrotas y frustraciones. Algunos jóvenes que –creyendo apoyar la causa mapuche  desfilaron recientemente con letreros que decían “Devolveremos todas las balas”- …  ni se imaginan que el efecto práctico de esas consignas es exactamente el contrario de las ideas que dicen defender.  Nada más conveniente para la estrategia del Pentágono estadounidense y el militarismo chileno que el surgimiento de un núcleo de guerrillas en los territorios mapuche. No es casualidad que el ex Ministro Pérez Yoma pidió ayuda a EEUU para pesquisar “posibles nexos entre mapuche, FARC  y ETA”, según sabemos ahora por los trascendidos de Wikileaks.

El actor estadounidense Kevin Costner, en la película DANZA CON LOBOS – galardonada con el Oscar por la Academia de Hollywood –,  define como la más justa de todas las guerras, aquella que libraba la  tribu apache, que lo había cobijado, contra una fuerza militar extranjera.  Pero en el escenario chileno, la mayoría de los ciudadanos de este país tiene ancestros mapuche. Y  la heroica resistencia que significó el ajusticiamiento de Pedro de Valdivia  y la destrucción de la fuerza  militar española tienen la más alta valoración en la cultura popular chilena. La fuerza más significativa que tienen las comunidades mapuche para su larga lucha por la autodeterminación, es la comprensión, la amistad y la solidaridad del pueblo chileno.  La única manera de revertir más de un siglo de atropellos, crímenes y vejámenes,   es un compromiso histórico para  que el pueblo chileno y el pueblo mapuche luchen en conjunto contra sus comunes opresores. Ambos, luchando unidos, podán emanciparse. Separados, jamás.

Fue esa incipiente unidad la que se manifestó de múltiples formas a lo largo de todo el país durante la huelga de hambre mapuche, que culminó con la fraternal recepción que el pueblo santiaguino tributó a la delegación de mujeres encabezadas por la lonco Juana Calfunao, en su visita al Palacio de la Moneda, evento que obligó al Ministro Hinzpeter a comerse sus arrogantes declaraciones y proponer, efectivamente, los términos de un arreglo al que se llegó 24 horas después, con la mediación del Obispo Ezatti.

Los mapuche y otros pueblos originarios no existen en la actual Constitución Política de Chile. Pero no se trata de arreglar la constitución “en ese punto”, ni menos confiar esa tarea al actual Parlamento binominal que no representa efectivamente al pueblo chileno. De ahí la importancia del planteamiento de las autoridades tradicionales mapuche que, por primera vez en la Historia, manifiestan su voluntad de alcanzar el sitial que les corresponde en una democracia realmente participativa, producto del ejercicio de su soberanía como pueblo en el marco de una Asamblea Constituyente, representativa de todos los pueblos de Chile.

Nuestros hermanos mapuche han levantado la bandera de la Asamblea Constituyente y los trabajadores, estudiantes, pobladores, campesinos, pescadores artesanales, profesionales, adultos mayores y demás pueblos originarios tienen la oportunidad histórica de hacer causa común con ellos, lo que implica un gigantesco esfuerzo de organización, aprendizaje recíproco y construcción consensuada de la fuerza política, social, cultural y ética que permita cobijar en el marco de la República de Chile, un estado plurinacional que ponga fin a la oprobiosa dominación elitista, racista y antidemocrática que ha mantenido a la gran mayoría del pueblo chileno, al margen de la inmensa riqueza cobijada en la copia feliz del edén.

Gustavo Ruz Zañartu