18 diciembre 2010

El crimen social de las cárceles va más lejos que el incendio


El crimen social de las cárceles va más lejos que el incendio en que perecieron 81 presos hace unos días: hay un diseño y una realidad permisiva de injusticias, de mentalidades represivas y trogloditas que rigen al país en forma brutal: Esa mentalidad se mantienen en la ley porque la Constitución misma es brutal, injusta, anti-democrática.

Los abusos, maltratos, torturas, humillaciones y el negarse a educar, rehabilitar y participar en un proceso de justicia ya ha sido mencionado y Chile, internacionalmente tiene una reputación pésima. La Fiscal Mónica Maldonado entrevistada en el Informe 2010 de DDHH’s indica: ( www.anuariocdh.uchile.cl )   “Mi diagnóstico general sobre el sistema penitenciario chileno es que vive una crisis de magnitud muy profunda expresada en diversos aspectos, que es menester superar prontamente por la gravedad que encierra. (…) Esta crisis se manifiesta, por ejemplo, en el hacinamiento carcelario, el régimen penitenciario al cual son sometidas las personas privadas de libertad, el desconocimiento de la dignidad de las personas, la violencia a las que se ven sometidas por parte de otros internos y también por la forma que se aplican las sanciones disciplinarias” Ya antes había insistido en las irregularidades de los procesos judiciales a los que han sido sometidos y a la ausencia de programas de rehabilitación. Es decir, fue reconocido hace tiempo, pero los excluidos de este país no cuentan…

Las causas para que esto suceda y continúe sucediendo son varias:

1. Falta de una Constitución Democrática, Justa y Participativa: con  equidad, justicia, libertad y educación para todos como derecho básico del estado: no del tipo elitista actual. Por 20 años, en todo tipo de colusiones y arreglos de los poderosos los gobiernos han “pateado la pelota hacia delante” en forma vergonzosa.

2. Firmar el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanas o Degradantes (ver en http://derechoshumanosyjusticiaparatodos.blogspot.com/ ) sin implementarlo es parte de que se sigan violando los DDHH’s humanos más simples. Simplemente se entrena (y no se educa) en castigar y no en rehabilitar, mucho menos en respetar para mejorar. Esto va contra el Convención contra la Tortura y lo ha denunciado la Comisión Ética contra la Tortura en su informe 2010 ( http://contralatortura.cl ) pero las respuestas de los responsables de Carabineros, ministro del interior y su subsecretario en el gobierno anterior, defendieron que fuera así…Recordemos que en los días siguientes del terremoto el Ministro de Justicia, en TVN indicó que se había hecho prevalecer la ley durante el terremoto (y no preservar la vida, cuando en Chile no existe la pena de muerte). Sin embargo algunos creen que la pena de muerte la pueden ejercer impunemente. 12 personas fueron muertas con la ley de fuga durante el terremoto. El ministro al mencionarlo parecía orgulloso. Cero autocrítica.

3. Los derechos fundamentales de las personas no son respetados. Los muertos de San Miguel lo confirman. Los presos políticos mapuche – a los que he visitado varias veces este años- son encerrados de 4 pm a 9 am en lugares donde muchas veces no tienen acceso ni a un toilet! y en celdas que tienen 4 personas mismas que no se pueden parar por el hacinamiento: 4 personas en un espacio de 6 metros cuadrados (Angol) o en Temuco donde 8 presos “comparten” un “cuarto” de 9 metros cuadrados (“camarotes de 4 por lado!) y junto a otros “cuartos” hacen un total de 56 presos… para un toilet de pésima calidad. Valga saber que en la misma cárcel hay “presos en jaula de oro”: tienen TV, radio, comidas especiales, visitas libres, todo: están por ser criminales de lesa humanidad y son los pocos que han sido detenidos. El sistema se compromete con estos presos de oro: los trata como si le diera vergüenza tenerlos presos. ¿Pero al individuo normal, común? Cárceles de este tipo son inmorales, inhumanas: allí los presos sufren tortura por el simple hecho de estar en esos lugares. Los cuerpos de DDHH’s coinciden en que son lugares donde la tortura, por la simple situación de inhumanidad,  de juicios injustos y abusos de todo tipo que impiden ser seres humanos, se da en forma diaria. No olvidemos que los presos Mapuche tienen en forma regular, cada año, si los sumamos y son alrededor de 50, de modo permanente), unos 50 años de prisión porque se los detiene sin juicios, se los “investiga” en forma secreta y luego se los juzga sin justicia. Una vez “liberados” –si se da el caso- los vuelven a meter en esos mismos lugares a recomenzar el ciclo de persecución política. Ahora piden para algunos más de 100 años sin aportar evidencia alguna y en forma vergonzante como lo han expresado los Observadores Internacionales a los juicios de Cañete en estas semanas. Hoy, la noticia indica que se sobreyó por un llamado “atentado al Fiscal Elgueta” que estaba basado en montajes del comienzo al fin.

4. Colusión del poder con el pasado represivo. La evidencia de que las cárceles son lugares de tortura para los presos políticos está tipificado por el hecho de que estos son presos acusados sin evidencias y con procesos injustos e inmorales, como los de Cañete hoy. El Presidente Piñera cuidadosamente ha evitado hablar con esos presos, los criminaliza, los demoniza y se pone por encima de todo un pueblo, manteniéndolos en esos lugares inhumanos y vergonzantes que son las cárceles. Luego promete en falso su nueva política de Juicios Justos. No tienen nada humanizante: sólo castigo, típico de mentalidades medievales totalitarias. Los encierran por 15 horas diarias… Y, además, estos son presos sin juicios, sin evidencias contra ellos. ¡Y pretendernos democráticos!
La delincuencia común se previene: pero eso se hace con equidad, justicia social y educación para todos. No con más presos ni cuerpos represivos. Tener récords mundiales de los mayores números de presos no debe enorgullecer a nadie, especialmente con estos desastres. Esconder los problemas –exasperante reacción de la “chilean way” no resuelve nada. La Fiscal Mónica Maldonado, confirma la ausencia de los procesos de humanización y rehabilitación que estaban ausentes. (TVN 24 horas: 13 12 2010 ) Esto fue posterior al incendio de San Miguel donde fallecen 81 detenidos, algunos con condenas por menos de dos meses.

Es importante que exista el derecho a tener derechos… No olvidemos que los DDHH’s son para todos y cada uno de los chilenos. Aquellos que no han tenido educación, los excluidos, o los “internos” eufemísticamente llamados, también tienen derechos y estos muertos son crímenes de muertes anunciadas. Sólo sobrepasados en la actitud mencionada de los presos muertos en febrero, luego del terremoto. Sumemos a los 20 muertos de Iquique en otro incendio hace 14 meses que “no fue identificado por los gendarmes”. El caso fue sobreseído.

Chile está enfermo de represión y de irresponsabilidad en el ejercicio de la Justicia.  Necesitamos un país con equidad y justicia.

José Venturelli, Pediatra
Vocero del Secretariado Europeo de la Comisión Ética Contra la Tortura  CECT-SE
http://derechoshumanosyjusticiaparatodos.blogspot.com/2010/12/el-crimen-social-de-las-carceles-va-mas.html

16 diciembre 2010

La Asamblea Constituyente de los pueblos de Chile ya es demanda Mapuche

especial para G80

Debemos cuidarnos que la Historia pase por nuestro lado sin que nos  demos cuenta.

Nos desinformamos viendo los noticieros de la tele, o nos pasamos en “reuniones de partido”, que suelen hacernos ignorar o nos sustraen de los problemas y de la movilización social realmente existentes.

De gran trascendencia histórica es la Declaración emitida por las autoridades tradicionales mapuche reunidas en el  Cerro Ñielol de Temuco, los días 26, 27 y 28 de noviembre de 2010.- Se trata de la instancia de mayor representatividad política y social  reconocida por los mapuche residentes en el país, que se volverá a reunir en un FUTATRAWUN, los días  7 y 8 de enero de 2011.

En el  puntos 6 del comunicado del Cerro Ñielol, los líderes mapuche hacen  “un llamado al pueblo chileno consciente a crear una alianza entre ambas sociedades con el objetivo de reformular la constitución chilena mediante una Asamblea  Constituyente. Este acto puede cambiar la situación de injusticia, racismo, pobreza y mezquindad en que vivimos ambas sociedades en este estado que hoy se llama Chile,  pues el sistema imperante actual provoca y promueve la desigualdad social.”

Se trata de una propuesta inédita formulada con claridad y asertividad, en momentos de masivas movilizaciones de las organizaciones sindicales por sus reivindicaciones económicas,de pobladores y comunidades amenazadas por el daño ambiental de las empresas mineras nacionales y extranjeras, de estudiantes y adultos mayores atropellados en sus derechos,  en todo el territorio nacional.

Las comunidades mapuche parten del supuesto que la oligarquía racista y opresora que en el siglo 19 invadió los territorios indígenas del sur,  es la misma que  ordenó la matanza de la Escuela Santa María de Iquique, San Gregorio, La Coruña, Lonquimay y otras tantas represiones destinadas a subyugar al pueblo chileno.  Son dos pueblos aplastados a sangre y fuego. Sólo en el período de mayor apertura democrática – entre 1958 y 1973 -  cuando se fortaleció y unificó el movimiento popular y se avanzó en Reforma Agraria y Nacionalización del Cobre,  en los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende, los trabajadores chilenos  y el pueblo mapuche avanzaron considerablemente en el reconocimiento de sus derechos y dignidad.

Pero a partir de 1973 la guerra contra el pueblo chileno significó el asesinato y desaparición de cientos  de comuneros a quienes se les arrebató sus propiedades  por parte de los terratenientes racistas y fascistas amparados en la Dictadura de Pinochet. El terrorismo estatal tuvo, lejos, su manifestación más sanguinaria, en la araucanía.

Inmediatamente terminada la Guerra del Pacífico, cuando las tropas chilenas todavía ocupaban Lima, el Gobierno chileno atropelló los acuerdos comprometidos con los mapuche  en los parlamentos generales firmados con la corona española y el Estado chileno. Ocupó sus territorios, les impuso la nacionalidad chilena, atropelló  a sus autoridades, su cultura y tradiciones. Así  también se produjo la anexión de Isla de Pascua y el avasallamiento de la cultura rapa nui. En los territorios mapuche, el Estado chileno instaló arbitrariamente a ciudadanos alemanes, italianos o franceses que pasaron a ser la nueva clase dominante del territorio wallmapu. Los gobiernos chilenos los instalaron allí, según confesaron, “para purificar la raza”.

Fue simplemente anexión territorial, ocupación colonial, exterminio y opresión de una nación sobre otra. Los principios que invocaron Carrera, Ohiggins, San Martín y Bolívar contra la corona española, fueron pisoteados por el gobierno chileno en su relación con los pueblos  mapuche y rapanui.

Transcurridos más de 130 años, los  mapuche, aymara, rapanui,  atacameños y otros pueblos originarios,  han decidido ejercer su sagrado derecho a la autodeterminación.  No se trata de un ajuste de cuentas ni “que la tortilla se vuelva”. La política del ojo por ojo diente por diente sólo puede conducir a nuevas derrotas y frustraciones. Algunos jóvenes que –creyendo apoyar la causa mapuche  desfilaron recientemente con letreros que decían “Devolveremos todas las balas”- …  ni se imaginan que el efecto práctico de esas consignas es exactamente el contrario de las ideas que dicen defender.  Nada más conveniente para la estrategia del Pentágono estadounidense y el militarismo chileno que el surgimiento de un núcleo de guerrillas en los territorios mapuche. No es casualidad que el ex Ministro Pérez Yoma pidió ayuda a EEUU para pesquisar “posibles nexos entre mapuche, FARC  y ETA”, según sabemos ahora por los trascendidos de Wikileaks.

El actor estadounidense Kevin Costner, en la película DANZA CON LOBOS – galardonada con el Oscar por la Academia de Hollywood –,  define como la más justa de todas las guerras, aquella que libraba la  tribu apache, que lo había cobijado, contra una fuerza militar extranjera.  Pero en el escenario chileno, la mayoría de los ciudadanos de este país tiene ancestros mapuche. Y  la heroica resistencia que significó el ajusticiamiento de Pedro de Valdivia  y la destrucción de la fuerza  militar española tienen la más alta valoración en la cultura popular chilena. La fuerza más significativa que tienen las comunidades mapuche para su larga lucha por la autodeterminación, es la comprensión, la amistad y la solidaridad del pueblo chileno.  La única manera de revertir más de un siglo de atropellos, crímenes y vejámenes,   es un compromiso histórico para  que el pueblo chileno y el pueblo mapuche luchen en conjunto contra sus comunes opresores. Ambos, luchando unidos, podán emanciparse. Separados, jamás.

Fue esa incipiente unidad la que se manifestó de múltiples formas a lo largo de todo el país durante la huelga de hambre mapuche, que culminó con la fraternal recepción que el pueblo santiaguino tributó a la delegación de mujeres encabezadas por la lonco Juana Calfunao, en su visita al Palacio de la Moneda, evento que obligó al Ministro Hinzpeter a comerse sus arrogantes declaraciones y proponer, efectivamente, los términos de un arreglo al que se llegó 24 horas después, con la mediación del Obispo Ezatti.

Los mapuche y otros pueblos originarios no existen en la actual Constitución Política de Chile. Pero no se trata de arreglar la constitución “en ese punto”, ni menos confiar esa tarea al actual Parlamento binominal que no representa efectivamente al pueblo chileno. De ahí la importancia del planteamiento de las autoridades tradicionales mapuche que, por primera vez en la Historia, manifiestan su voluntad de alcanzar el sitial que les corresponde en una democracia realmente participativa, producto del ejercicio de su soberanía como pueblo en el marco de una Asamblea Constituyente, representativa de todos los pueblos de Chile.

Nuestros hermanos mapuche han levantado la bandera de la Asamblea Constituyente y los trabajadores, estudiantes, pobladores, campesinos, pescadores artesanales, profesionales, adultos mayores y demás pueblos originarios tienen la oportunidad histórica de hacer causa común con ellos, lo que implica un gigantesco esfuerzo de organización, aprendizaje recíproco y construcción consensuada de la fuerza política, social, cultural y ética que permita cobijar en el marco de la República de Chile, un estado plurinacional que ponga fin a la oprobiosa dominación elitista, racista y antidemocrática que ha mantenido a la gran mayoría del pueblo chileno, al margen de la inmensa riqueza cobijada en la copia feliz del edén.

Gustavo Ruz Zañartu

29 octubre 2010

Canción por la Asamblea Constituyente

27 agosto 2010

Invitación Seminario "Problema Constitucional en Chile"

PROGRAMA SEMINARIO

28 de agosto de 2010
10:00 a 13:00 horas
Lugar: Fundación Friedrich Ebert, Avenida Hernando de Aguirre Nº 1320, Providencia

10:00 a 10:15: Palabras de Bienvenida.

10:15 a 11:45: Panel I

Expone:
Kamel Cazor Aliste, profesor de Derecho, Universidad Católica del Norte (Coquimbo).

Comenta:
Pablo Ruiz Tagle Vial, profesor de Derecho, Universidad de Chile, Director de la Fundación Océanos Azules.
Gonzalo García Pino, profesor de Derecho, Universidad Alberto Hurtado y Centro de Estudios del Desarrollo.
Gastón Gómez Bernales, profesor de Derecho, Universidad Diego Portales e Instituto Libertad.

Modera:
Francisco Zúñiga Urbina, profesor de Derecho, Universidad de Chile. Instituto Igualdad

11:45 a 12:00: Café

12:00 a 12:45: Panel II

Comenta:
H. Senadora Soledad Alvear Valenzuela
H. Diputado Marcelo Schilling Rodríguez

Modera:
Lorena Escalona G., Instituto Igualdad


Organización: Instituto Igualdad
Auspicio: Asociación por un Nuevo Constitucionalismo (AG)
Fundación Friedrich Ebert

08 junio 2010

El arte del engaño en la política chilena

El engaño forma parte de la vida.

Uno debe acostumbrarse a vivir malamente con él.

En determinados momentos políticos, cuando las circunstancias lo exigen se recurre a este artilugio de manera brutal, se convierte entonces en arma blanca y negra, se hace uso del engaño por intereses mezquinos, finalmente para imponer lo que los engañadores quieren hacer creer en beneficio propio o del partido. Y claro el escenario político chileno está lleno de engañadores.

Vamos a recordar algunos engaños que son graves, palabras que salieron de quien era en esos momentos la presidenta de Chile y de tantos otros que andan flotando, incluso ya en vías de extinción. Existe en la creencia popular que los presidentes y los curas no son engañadores… no dicen nunca una mentira.

Un gran engaño.

Los Legionarios de Cristo por ejemplo, predicaron por años y años insistieron hasta la afonía y por los cuatro vientos, que Marcial Marcel era la bondad en persona, un santo, que su obra era sencillamente la obra de Dios. Fundó muchos seminarios, es verdad, pero le gustaba pasearse por sus dormitorios y poder elegir a quien maltratar, a su presa, como si de un criadero se tratara. Las denuncias de los agredidos nunca fueron escuchadas porque él tenía buenos amigos en el infierno.

Era un engaño, porque sus legionarios estaban conscientes y sabían de la condición de pederasta de tan alta dignidad infernal/eclesiástica, y que en algún momento se pensó en iniciar los trámites y papeleos para… hacerlo un santo.

Otro gran engaño.

Cuando se cumplieron los 20 años del triunfo del NO (alternativa contemplada en la Constitución de las FFAA), aquella batalla del NO gloriosa, fue una gesta notable, se sumaron voluntades y rabia y dolor. Michelle Bachelet dijo en su discurso recordatorio de esa fecha en el acto en el Estadio Nacional, cuando habló de Chile, que es un país que necesita más democracia, una nueva Constitución, y más participación.

Y allí estaba el engaño. No dijo cómo se iba a concretar su propuesta. Esta es una aspiración de millones de chilenos, de eso se trata un nuevo cuerpo constitucional, un instrumento que posibilite mayor partición donde se asegure de manera concreta el ingreso de todos a la sociedad. Una cosa es caminar por las calles, comprar el periódico o buscar los precios más bajos, pero otra cosa diferente es ser ciudadano, y claro en Chile no todos son ciudadanos con sus derechos consagrados.

Michell Bachelet algunos meses después de asumir como presidenta, llegó a insinuar que no descartaba llamar a una Asamblea o Consulta Nacional. Nunca dijo cuales serían los pasos para hacerla realidad, no dio fechas ni nombró una comisión ni apareció ninguna foto ni lo que se iba a consultar o a plebiscitar. Todo fue un engaño.

Otra película engañosa.

La senadora Soledad Alvear, que no es una recién llegada a la política chilena, sonó como presidenciable incluso, fue presidenta del Partido Demócrata Cristiano. En el Congreso Ideológico de su partido en el 2007, cuando llegó el momento sagrado de cerrar aquella jornada, al leerse las conclusiones las redactaron de la siguiente manera: “los demócratas cristianos creemos que llegó la hora de dotar a Chile de una nueva Constitución y que sea la carta de navegación que le permita a Chile ser una sociedad más desarrollada, más moderna e integrada”.

El año 2007 se escuchó decir en el Congreso del Partido Socialista, orgánica en la cual militó el presidente Salvador Allende, que si durante la dictadura militar fue posible la existencia del Grupo de los 24, perfectamente en el nuevo escenario político era indispensable conformar un grupo de sabios y notables para dar pasos concretos en la necesidad histórica, y poder avanzar en la elaboración de un nuevo tratado constitucional. Puro engaño.

El tema de la indispensable nueva institucionalidad es una exigencia muy justa de la izquierda chilena y de los sectores progresistas. Y es determinante porque de un nuevo proyecto constitucional pasa el país que se requiere reconstruir, el Chile que se necesita, un país democrático, en suma país llamado para dar respuestas a las demandas de un tercer milenio, sin excluidos, sin pobres, con más oportunidades.

Cuando hace algunos años el movimiento estudiantil rompió la pasividad y salió a la calle para demostrar lo precario del sistema educativo, modelo heredado de la dictadura y que la Concertación administraba en silencio con pingues beneficios para los mercaderes, allí se chocó frontalmente con el andamiaje escrito a puño por las Fuerzas Armadas, la Constitución. Y a eso hay que sumarle también el sistema provisional, la salud publica, todos los Tratados Internacionales para proteger y defender los Derechos Humanos. Todas aquellas demandas sociales impostergables quedan en punto cero frente a una Constitución excluyente y parchada.

Más engaño. Cuando la Concertación conoció los resultados de la primera vuelta en las últimas elecciones presidenciales y al candidato Eduardo Frei sus matemáticas no le cuadraban, sacó de nuevo a relucir el tema Constitución, llegó incluso a reunirse con un grupo de chilenos demócratas que le dejaron meridianamente claro, lo fundamental para un país que necesita un nuevo tinglado constitucional. Eduardo Frei no se comprometió a llamar a una Asamblea Constituyente, dijo que consideraba necesario hacer algunos cambios… algo es algo.

Y esto es también engaño… puro y duro.

(Para ser socialista)…”primero, tener inspiración marxista. Luego, tener una posición democrática sobre la organización interna del partido, no estar adscrito a ninguna internacional. Y finalmente, entender que no es un partido de una sola clase si bien representa los intereses de los trabajadores. El problema de fondo es que no hay compatibilidad posible entre el sistema económico que permita el surgimiento de esos grandes grupos y la existencia de un régimen democrático; simplemente son incomprensibles”

Ricardo Lagos Escobar, ex Presidente de Chile. (Revista Análisis diciembre 1983).

Chile necesita una Nueva Constitución y en el pedirla no hay engaño.

Por Pablo Varas

El Ciudadano

03 mayo 2010

Censura a la Constitución

Censura a la Constitución


Por Julio Frank S.
Periodista
www.chilenosconstituyente.blogspot.com

En agosto pasado, en pleno período electoral, Carolina Tohá, ministra secretaria general de Gobierno, se paró frente al auditorio de la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales y respondió directamente la pregunta del encuentro: “¿Una nueva Constitución para la República?”.“El Bicentenario parece una oportunidad de plantearse una nueva Constitución”, dijo.

Habló durante casi 20 minutos: “El sentido común de los chilenos y la forma como ha evolucionado nuestra sociedad han superado hace rato la mirada estrecha de nuestra Constitución”. Recordó que ésta “no sólo fue dictada por un gobierno de facto, con exclusión explícita de todos los sectores que no le eran afines, sino que intentó legitimarse a través de un plebiscito que no cumplía las garantías más elementales”. Calificó el orden político generado como “sofocante”.

Aseguró, asimismo, que no había fundamento alguno para un conflicto político “inmanejable”. Por el contrario, advirtió: “Que ideas mayoritarias dentro de la sociedad no tengan un cauce que haga viable su acogida en los canales constitucionales es una bomba de tiempo para la democracia y su credibilidad”.

La ministra vocera de Bachelet no había sino fundamentado lo que la Presidenta había dicho el año anterior, durante el vigésimo aniversario del plebiscito de 1988 -“Chile necesita más democracia; una nueva Constitución”- y lo que el candidato presidencial de la Concertación, Eduardo Frei, incluía en su programa de gobierno. Otros dos candidatos (Enríquez-Ominami y Arrate) estaban de acuerdo, lo mismo que sectores independientes y organizaciones sociales que habían realizado silenciadas campañas de promoción desde 2002.

¿Era necesario más para un debate nacional?

Sin embargo, ningún medio de comunicación cubrió el inequívoco discurso público de una alta funcionaria de gobierno como Tohá. Sorprendentemente, publicaciones alternativas también callaron, lo mismo que los círculos concertacionistas. La propia Presidenta no volvió a hablar del tema ni respondió –al menos públicamente- a Arrate, cuando éste le pidió consultar a la ciudadanía. Tampoco lo hicieron Frei, pese a las oportunidades que le brindaron los debates televisivos; la propia Tohá -no obstante ser su jefa de campaña para la segunda vuelta- ni Enríquez-Ominami. En la práctica, volvieron a postergar la ley más importante del país y a respaldar el unilateral contrato político con los autores y principales favorecidos por un texto así de impugnado: los partidos de Derecha.

Después sobrevinieron la derrota electoral y el terremoto, aunque ninguno es excusa para no incorporar todos los derechos fundamentales en una constitución democrática. La Declaración de las Naciones Unidas los consagra hace 62 años y las actuales Constituciones de Bolivia, Ecuador y Colombia, entre otros países, también. A propósito del desastre; el derecho a vivienda digna.

D1: Diario Uno

Movimiento por una Asamblea Constituyente en la marcha del 1º de Mayo de 2010

Fotos H. Kramer

02 mayo 2010

Un 1º de Mayo por una Asamblea Constituyente

por Comisión Educación Asamblea Constituyente
viernes, 30 de abril de 2010
Trabajadores de nuestro país,
Pueblos Indígenas, Estudiantes y profesionales, Ciudadanos y Ciudadanas
... de todas las Regiones...
estamos unidos hoy por la misma causa, el mismo abuso, la misma injusticia. Disminución de los Derechos Laborales, Flexibilidad laboral, Privatización de todo lo que nos pertenece, saqueo de nuestro Cobre, Destrucción de la Naturaleza, Represión a la ciudadanía... una Política Corrupta que hay que Transformar.
UNÁMONOS TODOS ESTE 1º DE MAYO PARA DEMANDAR UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE...
... para transformar la institucionalidad de nuestro país al servicio del ser Humano y la Naturaleza.
Una Nueva Constitución Política es la única forma de lograr cualquiera de nuestras demandas. Transformar todo y construir un nuevo país entre todos, con bases firmes en el Respeto al Ciudadano y a la opinión del Pueblo.
Juntémonos en Estación Central a las 10 am, busca el Lienzo de la
ASAMBLEA CONSTITUYENTE 
y exijamos junto este derecho.

31 marzo 2010

Asamblea Constituyente: Sin movilización social, esto no se cambia



Necesidad de profundizar la educación cívica y de formar un movimiento social amplio que instale en la opinión pública la urgencia de una nueva Constitución, fueron las principales conclusiones de los panelistas invitados a hablar sobre la necesidad de una Asamblea Constituyente para Chile.

La Federación de Estudiantes de la Universidad Central (Feucen) y la Red de estudiantes por la Asamblea Constituyente, realizaron el martes 24 de marzo el foro “Asamblea Constituyente: un proceso posible en Chile”, con participación de estudiantes, académicos y representantes de organizaciones sociales que estudian y proponen el tema.
La actividad, que se desarrolló  en el marco de la semana de bienvenida de la Universidad Central, sacó  en limpio que sin la organización social de diversos sectores de la ciudadanía, no se podrá lograr el objetivo de cambiar la Constitución de 1980, que nos rige hasta ahora.
Las exposiciones iniciaron a cargo de Patricia Albornoz, profesora de la cátedra de Derechos Humanos de la Escuela de Derecho de esa Universidad, quien recalcó que “en estos momentos de reconstrucción del país, -también- se hace imprescindible reconstruir junto a toda la sociedad nuestra carta fundamental”.
Posteriormente, el doctor en Historia del Derecho e iniciador del movimiento por la Asamblea Constituyente “Chile a la Carta”, Eric Palma, valoró la convocatoria a discutir este tema en un espacio abierto, y concentró sus esfuerzos en demostrar la manera en que la actual Constitución que rige en nuestro país no es representativa del interés general de la sociedad, así  como de la legitimidad de una Asamblea Constituyente, “porque somos soberanos, titulares del poder constituyente y nadie debe arrebatarnos ese derecho”.
Asimismo, enfatizó el deber que tienen los propios ciudadanos de informarse y de los profesionales de retomar la educación cívica, “elemento necesario para la transformación del movimiento social en poder político”.
Los estudiantes, por su parte, analizaron la génesis de la actual Constitución nacional, en el contexto de la dictadura militar, la posibilidad de una Asamblea Constituyente en Chile, a la luz de procesos vividos en otros países latinoamericanos (Ecuador, Bolivia, Colombia) y en el desafío que implica concienciar a la población de la necesidad de una nueva carta fundamental, requisito ineludible a la hora de conformar un movimiento social amplio que presione a la clase política chilena.
Nicolás Forja, estudiante de Historia de Umce, subrayó el carácter antidemocrático de la Carta Magna de 1980: “es una Constitución “faccional”, porque un sector político interesado la creó y posibilitó su aprobación, en un contexto represivo, con nula información y discusión por parte de la sociedad y en circunstancias electorales viciadas”, señaló.
Por su parte, Patricio Lagos, estudiante de Derecho de la Universidad Bolivariana, analizó la estructura de la actual Constitución y comentó que “las casi cien reformas que se hicieron durante los gobiernos de la Concertación sólo han sido superficiales”. Así mismo, señaló las trabas burocráticas y legislativas (altos quórums, inexistencia de la Asamblea Constituyente como instancia legal, por ejemplo) que la misma Constitución contiene en relación a su modificación.
El último en exponer fue Matías Sagredo, coordinador de la Red de Estudiantes por la Asamblea Constituyente, quien profudizó en los efectos sociales y políticos actuales que la Constitución del ’80 provoca en la sociedad, principalmente en relación al modelo económico y sus consecuencias: “Implantó  en Chile el salvaje sistema económico actual y lo exportó como ejemplo para los capitalistas del mundo, pero peor aún, ella misma impide que el pueblo pueda darse su propia Constitución, asegurando la estabilidad del sistema”, concluyó.
Ante las principales críticas de ciertos sectores de parlamentarios, que consideran una pérdida de tiempo y energías una Asamblea Constituyente y que insisten en la necesidad de que sólo sean especialistas quienes discutan una nueva carta fundamental, Patricia Albornoz señaló que la Asamblea Constituyente y otras iniciativas sociales para la modificación de nuestra Constitución son rechazadas por un sector de la clase política porque ven en ello un peligro ciudadano.
Por Cristóbal Cornejo

09 marzo 2010

Los estudiantes de la séptima papeleta

ANIVERSARIO Se cumplen 20 años de un movimiento estudiantil que salió a las calles después del magnicidio de Luis Carlos Galán y logró cambiar la Constitución. ¿Qué le quedó al país de ese momento histórico? Por Julieta Lemaitre*, una estudiante de la época que ha analizado ese vibrante episodio.
Sábado 6 Marzo 2010
 
A principios de 1989 el país no esperaba mucho de sus estudiantes, una generación apática e indolente. No tenían espíritu de grupo, no estaban organizados, no les interesaba la política. En las universidades privadas los jóvenes eran orientados hacia un futuro en el cual se harían ciertas las fantasías individuales y familiares de ascenso social; en las públicas, a pesar de su aura de revoltosos, la mayoría de estudiantes también eran apáticos frente a la política. En la universidad pública era más clara la presencia de grupos pequeños de izquierda, algunos muy radicalizados y simpatizantes o militantes en la izquierda armada, protagonistas del eventual 'tropel' o enfrentamiento con la Policía. Pero no había movimientos que agruparan a grandes números de estudiantes. No había ninguna organización que los representara, no había movilización masiva ni politización a gran escala, ni la sospecha o esperanza de que eso fuera posible.
No era sólo falta de iniciativa: eran años difíciles para ser joven. La infancia feliz de unos años 70 prósperos y en relativa paz se estrelló contra una violencia que tocaba a todos directamente. Además del peso de esos hechos, desde 1985, cuando ardió el Palacio de Justicia, era difícil imaginarse un país posible con espacio para todos. De muchas formas se estaba apenas barriendo las cenizas del Palacio; esperando que se enfriaran los escombros, que dejaran de humear. Y para la mayoría de los estudiantes no había sueño que reemplazara la utopía de la generación anterior. Los títulos de los libros más importantes sobre la década de los ochenta eran la confirmación de la desesperanza: Al filo del caos, por ejemplo, Al borde del abismo e, incluso, En qué momento se jodió Colombia.

Era además difícil de imaginar una solución política a la violencia cotidiana. De muchas formas el país resultaba entonces incomprensible, y ya no había un futuro claro al cual apostarle. En lugar de soñadores, a finales de los años ochenta los estudiantes en su mayoría eran espectadores impotentes y silenciosos de un panorama nacional protagonizado por la desesperanza. La vida transcurría entonces entre las diversiones usuales de los adolescentes, el estudio y el deporte, las aventuras con las drogas y el alcohol, y el acercamiento más bien tímido al sexo y al rock en español.

Hasta que Pablo Escobar mató a Luis Carlos Galán. Y sin previo aviso los estudiantes, sobre todo los apáticos de las universidades privadas, salieron por un momento de su estupor y lideraron una marcha estudiantil de luto que conmovió a Bogotá, quizá incluso al país. De esa marcha surgió el movimiento estudiantil de 1989. el más grande e incluyente que se recuerde y que ha visto el país desde entonces.

En él militaron miles de estudiantes de universidades y colegios de las grandes ciudades del país; se pusieron jeans y la camiseta blanca para pedir el voto por la séptima papeleta en las elecciones de marzo, escrito si era el caso, a mano. Y luego siguieron marchando, haciendo rifas y tómbolas y reuniones para promover que de nuevo se votara por la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente en mayo, alimentando la pasión por una idea que ese año y el siguiente consumió al país: la idea de que con una reforma constitucional sí "habría futuro" como prometía Gaviria, o que la constituyente era "el camino" que nos sacaría de la desesperanza.

Así como fue grande e incluyente, el movimiento estudiantil duró poco, pero dejó su marca en la política nacional: la Constitución, como símbolo del hastío de una generación con la violencia que le tocó vivir.

Y también dejó su marca en los estudiantes que se movilizaron en ese breve período que va desde agosto de 1989 hasta finales de 1990. Aún hoy la recuerdan como una época irrepetible de triunfo político y de esperanza, de la felicidad de la acción política, de cambiar el mundo a los 20 años, de reuniones interminables donde aprendieron a articular sus emociones e intuiciones políticas en argumentos, y donde aprendieron a negociar, a ceder, a esperar, a insistir, a trasnochar y, en suma, a ser ciudadanos activos.

Una idea sin enemigos
Es probable que la ilusión de los estudiantes no haya sido determinante en el resultado final. Otros actores movieron hilos para capitalizar su entusiasmo. El movimiento estudiantil aprovechó, especialmente en el primer semestre de 1990, una tremenda oportunidad política en la que concurría el apoyo de diversos sectores a la reforma constitucional y la convicción de que ésta no sería posible por vía del Congreso.

No se trataba sólo de la simpatía de la prensa liberal, que llegó al punto de que El Espectador y El Tiempo se disputaban haber sido los primeros en apoyar a los jóvenes. También, y quizá más importante, era el apoyo de círculos adictos al gobierno liberal, donde se veía la reforma como la única manera de modernizar y sanear de corrupción al Estado, y de paso cimentar la legitimidad y la gobernabilidad en un momento de crisis. Y en círculos liberales más amplios, la reforma constitucional entraba en sintonía con proyectos latinoamericanos, e incluso globales, de grandes reformas institucionales para implementar el consenso de Washington sobre el diseño institucional necesario para el desarrollo económico, y para el respeto de los derechos civiles y políticos.

Pero el apoyo no era sólo liberal: la reforma de la Constitución recibía también el apoyo de diversos círculos de izquierda que buscaban -en los años en los que se derrumbaba el muro de Berlín- ingresar de nuevo por la puerta grande a la posibilidad de hacer política electoral. Ello era verdad hasta cierto punto en las guerrillas: el M-19 lo había formulado durante su fallida negociación con Betancur como "el gran diálogo nacional", y tanto el EPL como las Farc con Jacobo Arenas, en diversas ocasiones habían propuesto la necesidad de una Asamblea Nacional Constituyente con este fin.

Y si el apoyo de las guerrillas no se materializó, sí lo hizo el de la izquierda democrática. Para ellos, algunos desmovilizados de la UP, el M-19 al desmovilizarse, los sindicatos, los centros de estudio de intelectuales de izquierda, etcétera, la propuesta de reforma constitucional era parte de sus propias aspiraciones históricas de un nuevo pacto social que les permitiera superar las exclusiones del Frente Nacional, y hacer política legítima con verdaderas opciones de llegar al poder.

Sin embargo, a pesar de la presencia del pensamiento de la izquierda, y a pesar de lo que se puede identificar como una continuidad entre los proyectos de los gobiernos y la prensa liberales y la propuesta de los estudiantes, el deseo por el cambio de los jóvenes de esos años corresponde antes que nada a un profundo rechazo generacional contra la violencia política de finales de los años 80.

En palabras de Fabio Villa, uno de los líderes radicales de la universidad pública que se unió al movimiento, se trataba de "un sentimiento real de los jóvenes que querían que el país fuera distinto, que no aceptaban que hubieran matado a Jaime Pardo, a Luis Carlos Galán, a Bernardo Jaramillo, a Carlos Pizarro; a los que esa realidad les parecía inmunda, como me parecía a mí".

Aún hoy, 20 años después, muchos de los estudiantes de entonces defienden apasionadamente la Constitución de 1991, y el discurso que la funda, a pesar de todo. Y comparten una fe en ella que se funda en un postulado imposible de probar: que sin la Constitución del 91 todo hubiera sido peor. Es una fe que se fundamenta no en una apreciación pragmática de los logros concretos de la Constitución -logros que sin duda existen-, sino en un rechazo visceral que aún comparten al dolor de aquellos años, a la desesperanza y, sobre todo, a la necesidad profunda de darle sentido personal a la vida colectiva, que permita creer en la búsqueda de los ideales de la Constitución de 1991: la paz, la justicia social, la participación popular, las libertades y los derechos. En eso consiste también el legado del movimiento estudiantil de 1989: esa fe a veces mal comprendida en los valores constitucionales.

*Adaptado de: Julieta Lemaitre, El Derecho como conjuro, Uniandes y Siglo del Hombre Editores, 2009

A propósito de los 20 años de la séptima papeleta, la Revista SEMANA, la Fundación Séptima Papeleta y la Universidad del Rosario realizarán el miércoles el foro ‘La Constitución, entre el cambio social y el retroceso político. ¿Qué sigue?’. (Para más información haga clic aquí).
     Revista Semana - Colombia

    

22 enero 2010

Resultados de la Segunda Vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, en España

Al igual que en Chile el universo votante bajó considerablemente respecto de la 1ª vuelta.
Resultados finales:
  • Sebastián Piñera:           12, 32%
  • Eduardo Frei                    78,08%
  • Asamblea Constituyente:  69,86% 
  • Nulos                                0,63%
Al día siguiente se intentó entregarlos en la Embajada, pero las personas designadas no fueron recibidos por el Embajador.
Hasta pronto y gracias a todos los asistentes por acompañarnos en esta campaña por el Derecho a Voto de los Chilenos en el Exterior y Por una Asamblea Constituyente.
 Nélida Molina M.
Secretaria FEDACHES
FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DE CHILENOS EN ESPAÑA
C/ Pilarica, 15, CP 28026, Madrid
Tfn.34-91 475 99 28 / 34 655 061 430

Nota
La Plataforma  de Apoyo a una Asamblea Constituyente, agradece los eficientes esfuerzo  realizados por nuestros/as compatriotas que organizaron esta actividad revindicativa de nuestros Derechos Civiles, y especialmente a la secretaria a Nélida Molina de FEDACHES, rogandole que lo haga extensivo a todos los que trabajaron para lograr esta exitosa jornada.

13 enero 2010

SENADOR NELSON AVILA Y COMITÉ POR UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE SE ENTREVISTARON CON CANDIDATO EDUARDO FREI

Martes 12 de enero 2010

El senador Nelson Avila integró la delegación del Comité de Iniciativa
por una Asamblea Constituyente, que este día martes se reunió con el
candidato de la Concertación Eduardo Frei en la sede de su comando de
avda Bilbao 1159. En la cita, entregaron una carta que resume las
aspiraciones de este amplio contingente de personalidades nacionales que
abogan por el fin de la Constitución de 1980 redactada durante la
dictadura de Augusto Pinochet.

Gustavo Ruz Zañartu, integrante del comité, formuló  al candidato
oficialista que de ser elegido Presidente, el próximo 17 de enero, y
desee cumplir su compromiso por una Nueva Constitución, sólo tendrá un
camino: apelar a la voluntad soberana del pueblo, para que éste decida
si desea conservar la Constitución actual o si prefiere generar una
nueva Carta Fundamental a través de una Asamblea Constituyente.

En la oportunidad, los asistentes aseveraron que la UDI y RN tienen los
votos suficientes para bloquear cualquier cambio a la constitución que
no satisfaga plenamente sus intereses. El comité recordó a Frei, que ha
cultivado la adhesión de miles de compatriotas que viven dentro y fuera
del territorio nacional, para impulsar un gran movimiento ciudadano por
una Asamblea Constituyente que redacte una Constitución que restituya el
derecho a la libre autodeterminación, aun no recuperado.

“Se le planteó al candidato que todas las organizaciones que adhieren
necesitan imperiosamente tener una señal a los efectos de saber si, en
caso de encontrar obstáculos constitucionales para impulsar un cambio a
la carta fundamental, éste apelará a la soberanía popular”, manifestó el
senador Nelson Avila tras la entrevista con el candidato
concertacionista.

El abogado Roberto Carretón, indicó que este movimiento lleva más de
tres años trabajando en búsqueda de un cambio en nuestra constitución.
“No se trata de una cosa nueva o una moda. Todo gobierno
Latinoamericano que ha salido de dictadura ha establecido una nueva
constitución. Todos, sobre la base de una asamblea constituyente
democráticamente elegida, salvo Chile”, señaló.

“Necesitamos  esta asamblea constituyente, porque esta carta fundamental
no aguanta un parche más. Tienen más reformas que todas las otras
constituciones chilenas sumadas. Contadas, sigue siendo la misma que
Pinochet formuló en 1980”, agregó.

“Frei nos contestó que está muy conciente del drama constitucional que
tenemos de vivir, gobernados por una carta ilegítima y que está dentro
su programa asumir la necesidad imperiosa de un cambio, que sea fruto de
una Asamblea Constituyente democráticamente elegida”, sostuvo Garretón.

La misiva entregada al candidato Eduardo Frei lleva los nombres de los
miembros del comité, entre los que destacan el  Senador Nelson Avila,
Juan Guzmán Tapia, Roberto Garretón Merino, Gustavo Ruz Zañartu, Juan
Subercaseaux Amenábar, Patricio Herman, Hernán Bosselin, Eric Eduardo
Palma, Isabel Morel vda. de Letelier, Celsa Parrau, Ximena de la Barra,
Mónica Díaz, Alicia Muñoz.

En el anexo de adherentes a nivel nacional, la misiva entregada cuenta
con el apoyo de más de 60 personalidades entre los que destacan Luis
Riveros (ex rector de la Universidad de Chile), Enrique Silva Cimma (ex
Canciller), José Aylwin (abogado),
Patricia Albornoz (Abogada), José Araya (abogado), Observatorio
Ciudadano,
Fabiola Letelier (abogada), Fernando Castillo Velasco (Premio Nacional
de Arquitectura),  Mónica Echeverría (escritora), José Miguel Varas
(Premio Nacional de Literatura), Armando Uribe (Premio Nacional de
Literatura),
Manuel Antonio Garretón (Premio Nacional de Ciencias Sociales),
Carmen Hertz (Abogado), Alejandro Navarro (senador), Jaime Gazmuri
(senador), Carlos Ominami (senador),  entre otros.

Rodrigo Quintana O
prensavila@senado.cl

Carta a Eduardo Frei del Comité de Iniciativa por una Asamblea Constituyente

Santiago, enero 12 de 2010.
Señor Senador
Eduardo Frei Ruiz Tagle
Presente:

De nuestra consideración:
La Constitución de Pinochet va a cumplir 30 años.
Los poderes fácticos que nos la impusieron y que en ella se amparan, han incrementado de tal manera su influencia económica, política y cultural sobre la sociedad y el Estado, que pueden sostenerla 30 años más, tolerando, por cierto, dosificadas reformas que no alteran su naturaleza antidemocrática e ilegítima.
La desastrosa herencia que en todo orden de cosas nos dejó el régimen dictatorial, continuará a buen recaudo mientras continúe vigente aquel Decreto 3464 de 1980 que, bajo la firma de los cuatro generales, hace prevalecer el poder del dinero por sobre la dignidad de las personas y la soberanía popular. A menos que los demócratas nos unamos para reconstruir aquella mayoría de chilenos que, en los años ochenta, se comprometió a cambiarla junto con el modelo económico que consagra. De hecho, en las recientes elecciones del 13 de diciembre de 2009, la suma de votos alcanzados por los candidatos que postularon una nueva Constitución representa una clara mayoría, sin considerar a millones de compatriotas que no se inscribieron en los registros electorales o, estando inscritos, no concurrieron a las urnas o votaron nulo o blanco.
Se trata de un imperativo histórico, patriótico, jurídico, moral y político.
Hace ya 200 años, en el Catecismo de los Patriotas, Fray Camilo Henríquez sentenció:
“El pueblo tiene siempre derecho de rever y reformar su Constitución. Una generación no puede sujetar irrevocablemente a sus leyes a las generaciones futuras.”
En agosto de 1980, el expresidente Eduardo Frei Montalva, en un célebre discurso pronunciado en el Teatro Caupolicán, demandó que con el retorno de la democracia debería convocarse a “una Asamblea Constituyente u otro organismo auténticamente representativo de todas las corrientes de opinión nacional” a fin de redactar una Constitución verdaderamente democrática.
En la misma dirección se pronunciaron de manera reiterada y transparente los miembros del Grupo de Estudios Constitucionales – más conocido como GRUPO DE LOS 24 – cuyo Presidente, el ya fallecido profesor Manuel Sanhueza, calificó la Constitución de la Dictadura como un “Conjunto de Normas de Coerción del Estado”.
En esa misma línea, coincidimos con su declaración, señor senador, de septiembre de 2008, en la que expresó: “La actual Constitución es la que ha tenido más reformas en la historia de Chile. Ya no resiste nuevos parches. Se necesita una nueva Constitución”. Poco después, en una Declaración Pública, un grupo de parlamentarios de la Concertación, encabezados por su actual Jefa de Campaña, Sra. Carolina Tohá, expresó: “La Constitución del Bicentenario debe nacer de un proceso democrático en el cual la ciudadanía reflexione, analice, discuta y resuelva el texto constitucional; nos parece la formula más pluralista y democrática”. Para concluir que: “Nosotros no estamos por apernarnos en el poder, sino que por transformarlo. Queremos Asamblea Constituyente, aquí y ahora”.
Todo Chile sabe que – independientemente de quien sea elegido Presidente el próximo 17 de enero - el bloque parlamentario que representa a la UDI y RENOVACION NACIONAL, tiene los votos más que necesarios para bloquear cualquier cambio a la constitución que no satisfaga plenamente sus intereses. Las más importantes organizaciones sociales, culturales, sindicales, estudiantiles, de pueblos originarios, de adultos mayores, vecinales, a través de múltiples debates y resoluciones adoptados en Congresos Nacionales, han reivindicado su derecho a ejercer de manera irrenunciable el derecho a la autodeterminación del pueblo chileno y han exigido Asamblea Constituyente.
Si la nueva Constitución es resultado de negociaciones entre las cúpulas parlamentarias, será tan espúrea e ilegítima como la que nos impuso la Dictadura.
El mundo atraviesa por una crisis económica, energética, ecológica y alimentaria, cuyos efectos en países atrasados, como el nuestro, pueden ser devastadores. Para enfrentarla, será necesario el concurso de todos los chilenos, cuyos derechos y obligaciones deben estar consignados en una Carta Fundamental que surja del debate y consenso de toda la ciudadanía, sin exclusiones. Ningún país desarrollado habría podido enfrentar esta crisis con un marco legal como el chileno, que inhibe el rol del Estado y la participación ciudadana.
En el evento que usted sea elegido Presidente, el próximo 17 de enero, y efectivamente desea cumplir su compromiso por una Nueva Constitución, sólo tendrá un camino: apelar a la voluntad soberana del pueblo, para que éste decida si desea conservar la Constitución actual o si prefiere generar una nueva Carta Fundamental a través de una Asamblea Constituyente.
Si esa es su opción, cuente con nosotros, que en los últimos 3 años hemos captado la adhesión de miles de compatriotas que viven dentro y fuera del territorio nacional, para impulsar un gran movimiento ciudadano por una Asamblea Constituyente que redacte una Constitución que restituya nuestro derecho a la libre autodeterminación, aun no recuperado.
Ninguno de los actuales partidos o coaliciones partidistas está en condiciones, por sí solo, de representar la fuerza creadora, el debate plural, las redes solidarias y participativas latentes en la base social de nuestro país.
No es tarea para sectas, elites o caudillos. Desde el hondo crisol de la patria habrá de emerger toda la sabiduría atesorada por nuestros pueblos originarios, todas las experiencias de tantas luchas democráticas y libertarias, toda la lucidez del intelectual colectivo que aflora cuando los hombres y mujeres de nuestra patria se miran a los ojos, se hablan, se reconocen en su diversidad y avanzan, como lo soñaron los padres fundadores de la república, hacia un gran proyecto de desarrollo nacional.

Le saludamos atentamente
Por el Comité de Iniciativa por una Asamblea Constituyente
Nelson Avila, Juan Guzmán Tapia, Roberto Garretón Merino, Gustavo Ruz Zañartu, Juan Subercaseaux Amenábar, Patricio Herman, Hernán Bosselin, Eric Eduardo Palma, Isabel Morel vda. de Letelier, Celsa Parrau, Ximena de la Barra, Mónica Díaz, Alicia Muñoz.

A través de múltiples actividades y debates, nuestro movimiento ha registrado la adhesión, entre otras personalidades y organizaciones, de:
Myriam Verdugo, Presidenta del Instituto Jorge Ahumada.
Laura Wolf Olave, Secretaria General de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile.
Luis Riveros, ex rector de la Universidad de Chile,
Enrique Silva Cimma, ex Canciller
Jorge Mario Quinzio, Profesor de Derecho Constitucional.
Jacques Chonchol, Economista
Jacobo Schatan, Economista
Humberto Martones, ex Ministro del Presidente Allende.
Pedro Marín, Presidente Federación Minera de Chile
Luis Fuentealba, Dirigente Nacional de la CUT.
Raúl Morales, dirigente sindical
José Aylwin, abogado
Carmen Espinoza, Abogado
Luis Mariano Rendón, Abogado
Gonzalo Taborga, abogado.
Patricia Albornoz, abogado
José Araya, Observatorio Ciudadano
Fabiola Letelier, abogado
Graciela Alvarez, abogado
Fernando Castillo Velasco, Premio Nacional de Arquitectura
Mónica Echeverría, escritora
José Miguel Varas, Premio Nacional de Literatura
Armando Uribe, Premio Nacional de Literatura
Manuel Antonio Garretón, Premio Nacional de Ciencias Sociales
Carmen Hertz, Abogado
Marta Canto, Sec. Ejecutiva Instituto Jorge Ahumada.
Red de Estudiantes por una Asamblea Constituyente
Central Unitaria de Trabajadores
Colegio de Profesores de Chile
Asociación Nac. de Empleados Fiscales, ANEF.
Instituto Jorge Ahumada
Alianza Social Continental
OLCA, Observatorio Latinoamericano de Conflictos ambientales.
Defendamos la ciudad
Asamblea Ciudadana del Cono Sur
Asociación Chilena de Organismos No Gubernamentales A.G. / ACCIÓN
Asociación Nacional de Académicos e Intelectuales de Chile ANAIC
Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas ANAMURI
Asamblea Nacional por los Derechos Humanos
Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo, CENDA.
Comisión Ética contra la Tortura -.CECT
Centro de Información y Promoción de Derechos Humanos, CINPRODH.
Corporación Ayún
Corporación Urracas de Emaús
Generación 80
Observatorio Ciudadano
Polo Izquierdo de la Memoria
G9 – Grupo por la Asamblea Constituyente - Ñuñoa
Acción Ecológica
Red Ecológica de Chile
Comunidad para el Desarrollo Humano
Red por la soberanía popular, Concepción.
ESOPO
También Somos Iglesia
Centro Cultural SEAMOS MAS, Concepción.
Federación Nacional de Sindicatos CCU
Federación de Sindicatos CENCOSUD
Le Monde Diplomatique
ECO, Educación y Comunicaciones
Red de Medios de los Pueblos
Periódico ‘El Ciudadano’
Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile - FECH
Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago FEUSACH
Federación de Estudiantes de la Universidad Central – FEUCEN
Dra. Paz Rojas, destacada activista de los Derechos Humanos,
Armando Jaramillo, abogado
Atilio Barrios, economista
Eduardo Contreras Mella, abogado
Bruno Sommer, director del periódico EL CIUDADANO,
Manuel Antonio Carretón, Sociólogo
Roberto Aldunce, académico.
Carlos Tomic Errázuriz, Ingeniero.
Alejandro Sule, Diputado
Ociel Núñez, ex Presidente de los Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado
Aníbal Reyna, Actor
Vicky Larraín, Artista
Mauricio Salinas Escobar, abogado.
Alejandro Navarro, senador
Jaime Gazmuri, senador
Carlos Ominami, senador